Al final y como era de esperar, tuve movida con Victor. No espero ningún cambio en su postura y seguirá siendo un sinvergüenza, por lo menos en su trabajo, pero yo me reclamaba ante mí alzar la voz y plantarle cara.
Un poquito de salsa en el trabajo, aunque reconozco que no me gustan los conflictos y no suelo situarme bien ante ellos.
Pero para salsa, la de aire de manzana (versión Adriá) para la lubina macerada en aceite de tomillo que he preparado para el Thirsty-Thursday. Me lo paso bien. Para la mayoría, ni lo ha apreciado, es normal, les interesan otras cosas, pero otros, una minoría muy agradecida, les era algo completamente novedoso y sorprendente. Como lo fue para mí hace siete años.
Considero que hago bien en seguir mi instinto, en ponerle las ganas para mi disfrute, pese a que el entorno ni acompañe, ni lo aprecie. Buen lugar para trabajo de campo, como dice mi Swami.
Leo del blog de Santamaría:
…”Hoy, más que a Francia, muchos miran hacia Gran Bretaña o, más exactamente, a Londres y su área metropolitana, espejo cosmopolita de un mundo globalizado, donde el paladar puede ir saltando de la cocina japonesa a la mexicana, pasando por la china, la india, la libanesa, la turca, la griega, la española e incluso la francesa, sin olvidar las innovaciones a las que pueden prestarse las salchichas, el roast beef y el fish and chips”…
Paseo por el barrio de South Kensington camino del trabajo que me evoca sensaciones a pueblo; calles estrechas, tranquilas y arboladas, de casa bajas.
jueves, 29 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario