Me acabo de merendar este libro de Antonio Tabucchi. Fue otra perla de regalo con la que me tiene malísimamente acostumbrado mi amigo David, una persona especial que acompaña y enriquece mi vida engrandeciendo el significado a la palabra “compartir”.
"El libro esta ubicado en la Lisboa de 1938, tiempos de la opresiva dictadura de Salazar, el furor de la guerra civil española llamando a la puerta y el fascismo italiano de fondo, Pereira, un periodista dedicado a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la pagina cultural de un mediocre periódico. Necesitado de un colaborador, contacta con Monteiro Rossi, joven inequívocamente comprometido con la vida. La intensa relación que se establece entre el viejo periodista, Monteiro y su novia Marta, cristalizará en una crisis personal, una maduración interior y una dolorosa toma de conciencia que transformará profundamente la vida de Pereira".
Pereira, me ha iluminado las oscuras luchas interiores sobre el deber y el querer, me ha acompañado en la fría soledad de sentir la incomprensión del mundo que nos rodea y me ha recordado la lección vital de no traicionar a lo que uno mas quiere y debe cuidar que es a uno mismo.
Además me ha despertado la curiosidad por la literatura francesa del XIX.
Me invito a continuar el trabajo que fomente el desarrollo del individuo.
"El libro esta ubicado en la Lisboa de 1938, tiempos de la opresiva dictadura de Salazar, el furor de la guerra civil española llamando a la puerta y el fascismo italiano de fondo, Pereira, un periodista dedicado a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la pagina cultural de un mediocre periódico. Necesitado de un colaborador, contacta con Monteiro Rossi, joven inequívocamente comprometido con la vida. La intensa relación que se establece entre el viejo periodista, Monteiro y su novia Marta, cristalizará en una crisis personal, una maduración interior y una dolorosa toma de conciencia que transformará profundamente la vida de Pereira".
Pereira, me ha iluminado las oscuras luchas interiores sobre el deber y el querer, me ha acompañado en la fría soledad de sentir la incomprensión del mundo que nos rodea y me ha recordado la lección vital de no traicionar a lo que uno mas quiere y debe cuidar que es a uno mismo.
Además me ha despertado la curiosidad por la literatura francesa del XIX.
Me invito a continuar el trabajo que fomente el desarrollo del individuo.
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