martes, 28 de abril de 2009

Lou Manna

Me he encontardo con esta web del fotógrafo americano Lou Manna.

Me costó pillarle el punto a la fotografía, como en general a todas las artes, captar el dialogo que suscitan hasta llevarme al deleite y/o la reflexión.


Este hombre me llega de una manera exquisita. Un artista, supongo!

La Pasion.

Cada vez lo veo más claro, la pasión es el mejor combustible para mover el mundo. Vivir con pasión nuestra vida, con independencia de lo que hagamos, es una de las claves para disfrutar nuestro paso por este valle de lagrimas incluidas.

Envidio a este hombre, creo que demasiadas pocas veces he sentido esa pasión por lo que hace, por lo que vive. Una lección, Gracias!!

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viernes, 24 de abril de 2009

Tournedos Rossini



Extracto de un articulo de Caius Apicius


......"Los tournedos, que es la grafía original del corte de carne del que estamos hablando, es uno de los que cortes que tradicionalmente se obtenía de una pieza entera de solomillo de buey.
Sucede que hoy, si hay en carta un corte de solomillo, se anuncia por ese nombre: solomillo, sin especificar de dónde procede el corte... aunque la mayor parte de las veces se trate, efectivamente, de un tournedos.

Recordemos lo que decía una autora clásica, la 'Marquesa de Parabere', sobre los cortes del solomillo. De cabeza a cola, de la pieza se obtenían -respeto la grafía de la autora- los bistecs, el chateaubriand, los tournedos, los medallones y los filetes mignons. O sea, cinco cortes diferentes. El más espectacular, desde luego, el chateaubriand, que la Parabere define como "un enorme bistec de solomillo". Lo de "enorme" seguramente podrá chocar a los amantes de los chuletones de kilo y pico, pero hablamos de solomillo, no de lomo bajo; un chateaubriand que se precie no puede tener menos de cinco o seis centímetros de grosor... y hay quien lo prefiere más grueso. Yo creo que las medidas mencionadas permiten cocinarlo como es debido. El tournedos es un filete más pequeño, cortado justo detrás del corazón del solomillo. Sus medidas ideales serían entre seis y ocho centímetros de diámetro por dos y medio de grosor. Ya ven que, aproximadamente, es lo que les ponen delante en un restaurante cuando piden lo que en la carta se anuncia como 'solomillo'; a veces le llaman medallón, pero el medallón propiamente dicho es más estrecho.

Lo clásico de los tournedos era servirlos no a la parrilla, como los bistecs y los chateaubriands, sino salteados en sartén. La salsa o guarnición que les acompaña es la que les da nombre... y hay nombres bien conocidos para recetas de esta carne: à la maître d'hôtel, marchand de vins, à la bordelaise, Henri IV... pero sobre todo, el tournedos Rossini, cuya creación se atribuye al compositor Gioacchino Rossini.

Hay que decir que nadie sabe de dónde viene el nombre de tournedos, compuesto de tourner (dar la vuelta) y dos (espalda); no faltan teorías divertidas, como la que lo explica porque el mayordomo de Rossini daba el toque final al plato vuelto de espaldas a los comensales. La verdad: ni parece 'vero', ni resulta demasiado 'ben trovato'.

En fin, para que algo gastronómico se apellide Rossini ha de llevar foie-gras y trufa negra. El tournedos, también. Básicamente, se trata de saltear en mantequilla los tournedos, previamente sazonados; llevarán entre dos y tres minutos por cada lado, según cómo le gusten de hechos. Se colocan sobre otras tantas rebanadas de pan de molde, sin corteza, cortado del mismo diámetro que los tournedos y fritos en mantequilla en el último momento. Sobre cada pieza de carne, un escalope de foie-gras salteado en mantequilla -no vale el pâté, ha de ser foie-gras fresco o, como mucho, un mi-cuit- y, sobre ésta, dos o tres láminas de trufa negra (Tuber melanosporum). Desglasen la sartén con vino de Madeira -pueden usar un buen jerez- y napen la carne con esta salsa. Pueden complicarla más, pero no vale la pena: para hacerse una idea cabal, y disfrutar del plato, ya vale así.

Lógicamente, habrán de abrir un gran tinto, pero será mejor si es un tinto borgoñón o, si no, riojano, pero al estilo clásico, más elegante que potente. También la receta es clásica, casi pasada de moda... pero muy buena, de verdad, con sabores profundos.

…..así, uno se está comiendo algo más que carne: se come un poco de historia".

miércoles, 22 de abril de 2009

Sostiene Pereira


Me acabo de merendar este libro de Antonio Tabucchi. Fue otra perla de regalo con la que me tiene malísimamente acostumbrado mi amigo David, una persona especial que acompaña y enriquece mi vida engrandeciendo el significado a la palabra “compartir”.

"El libro esta ubicado en la Lisboa de 1938, tiempos de la opresiva dictadura de Salazar, el furor de la guerra civil española llamando a la puerta y el fascismo italiano de fondo, Pereira, un periodista dedicado a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la pagina cultural de un mediocre periódico. Necesitado de un colaborador, contacta con Monteiro Rossi, joven inequívocamente comprometido con la vida. La intensa relación que se establece entre el viejo periodista, Monteiro y su novia Marta, cristalizará en una crisis personal, una maduración interior y una dolorosa toma de conciencia que transformará profundamente la vida de Pereira".

Pereira, me ha iluminado las oscuras luchas interiores sobre el deber y el querer, me ha acompañado en la fría soledad de sentir la incomprensión del mundo que nos rodea y me ha recordado la lección vital de no traicionar a lo que uno mas quiere y debe cuidar que es a uno mismo.

Además me ha despertado la curiosidad por la literatura francesa del XIX.

Me invito a continuar el trabajo que fomente el desarrollo del individuo.