Corren tiempos de debate en el mundo culinario. Sin lugar a duda todo lo que sea dialogar, comunicarse y expresar ideas es positivo y favorece el avance.
Otro problema es centrarnos demasiado en debates “moleculo-tecnoemocionales” y dejar de valorar lo afín, de querer conocer lo lejano y no saborear nuestra exquisita realidad mas próxima.
Al tema:
Yo creo que el viejito de gafitas tiene razón. Los berberechos que me he tomado en Carril, los mejillones de Sanxenxo o unas gambas en Palamós no he tenido ocasión de comerlos, ni por asomo, en el mejor puerto de España. Estos manjares poseían un nítido sabor fresco y salino que sólo me sabe allí y provoca mi entrega al pecado.
También en todas estas ocasiones estaba con la cara ociosa de la espiritualidad, de juerga y muy bien acompañado. ¿Cuánto tendrá que ver? Uff..que pregunta...